Si hay algo que está muy de moda, en la época de «ir por las buenas», de «hacerlo por tu bien», etc. es la larga lista de críticas constructivas que, con el etiquetado de «constructivas», la gente se toma la libertad de soltar por la boca, como misil en mitad de una guerra.
Puede parecer que, ahora mismo, yo esté criticando el hecho de que los seres humanos nazcamos con una serie de derechos, como por ejemplo, la libertad de expresión.
No quiero que lo parezca.
Porque no lo es.
No critico la libertad de opinión acerca de lo que cada uno considere lícito para él mismo. Pero resulta que esa no es la cuestión.
Abrazo la libertad con la que nacemos los humanos, simplemente, rechazo la osadía con la que muchas personas se deciden a lanzar etiquetas acerca de otros.
«Que si mira como vistes. Que poco comes. Comes demasiado. Ese vestido te marca mucho. Deberías engordar. Deberías adelgazar. Te estás quedando en los huesos. Bebes muy poco. Bebes mucho. Estudias poco…»
Y todo esto, obviamente, por «tu» bien.
NÓTESE LA IRONÍA DE LA FRASE ANTERIORMENTE ESCRITA.
Si realmente deseas el bien de ese otro, el que camina a tu lado, esa persona que forma parte de tu vida, que se supone quieres bien…
Intenta pues, quererla mejor.
Porque el lanzamiento de críticas que, disfrazadas bajo el pseudónimo de «constructivas», realmente, no construyen nada.
Más bien, lo contrario.
Atacan a las personalidades vulnerables, con una baja estima y, por efecto magnético, pueden llegar a generar una mayor carga de inseguridades en ese otro.
Si tu objetivo es ir de abanderado/a por la vida, de salvador/a que mira por el bien ajeno, lo siguiente:
Céntrate en tu camino, con la libertad de pensamiento y de elección, pero, sobre todo, con la empatía y la mirada compasiva hacia esa persona, que, posiblemente, está lidiando una batalla interior.
P.D: Seguramente, en un planeta llamado Cosmics, ni peso, ni talla, ni comida, ni ropa importarían demasiado.
Menos opiniones, menos juicios y menos críticas.
ACEPTAR desde el amor INCONDICIONAL.
