Muchas veces, seguramente, la mayoría de ocasiones en las que hemos perdido algo, hemos experimentado un dolor (bastante necesario), y un sufrimiento (probablemente innecesario).

Para los que no hayan podido entender el concepto, procedo:

Toda pérdida supone el paso por una etapa que (muchas veces), ha sido utilizada solamente en una categoría. Esta etapa es el DUELO. La categoría a la que venía a referirme anteriormente es la muerte.

Duelo como pérdida, bien sea de un ser querido, de un trabajo, de una pareja, o incluso de una situación o hábito.

Volviendo a la frase inicial, queda claro que el dolor es necesario sí, porque éste viene a enseñarnos algo, y también porque (siendo seres emocionales), hemos de sacar toda sensación y sentimiento para que no se quede dentro, y así, evitar que se enquiste, y se bloquee…

Y te podrás preguntar: “¿por qué el sufrimiento es opcional?” Bien, porque TÚ, SÍ, tú, eliges como sentirte, porque decides si añadir extra de sal a una situación ya lo bastante complicada, como para regocijarse uno en el dolor. Ese dolor que ya no es funcional, ni adaptativo, sino más bien todo lo contrario, ese dolor elevado a la enésima potencia que nos hace seres desadaptativos.

Que nos mantiene postrados en cama durante un tiempo indefinido.

Que nos lleva a llorar desconsoladamente de manera constante.

Que nos hace esclavos de una visión gris de vida.

Así pues, solo me queda añadir que, si pasas, has pasado, o estás pasando por una etapa de dolor, de duelo, recuerda que acabo de utilizar el precioso verbo de la primera conjugación, cuyo nombre es PASAR…

“Todo PASA, y todo llega”

Ni hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante.