No sirve como excusa poder decir que vivimos en un mundo de libre acceso.

Vivir en un país desarrollado (a nivel cultural, económico y tecnológico), no son suficientes motivos para decir que, hoy en día, son muchas, las adolescentes/mujeres que eligen como compañeras de viaje a la anorexia y la bulimia.

Remarco, mujeres. Sí, porque, por el motivo que fuese, en algún momento de nuestra historia evolutiva, alguien depositó una presión estética y social súbitamente importante sobre el sexo femenino.

Señores, señoras, la anorexia y la bulimia NO SE ELIGEN.

Tener como compañeras de viaje a ambas dos, ya es un motivo bastante fustigante, y flagelante, como para etiquetar a las jóvenes/adultas de “exquisitas” (“esto sí me lo permito porque adelgaza”; “esto mejor lo restrinjo porque engorda”).

Señores, señoras, la anorexia y la bulimia son solamente LA PUNTA DEL ICEBERG.

Son miedos de la mente expresados a través del cuerpo.

Son vulnerabilidades mal gestionadas.

Son presiones externas deliberadas.

Son vacíos.

Son culpas.

Son sombras y fantasmas del pasado.

Dudas existenciales.

Rechazos generales.

Vivir bajo la presión y la NO LIBERTAD, es, por muy duro que suene…

  • Vivir a medias
  • No vivir
  • Sobrevivir
  • Ver la muerte de cerca

Por todo ello, el día que entendamos que una persona que sufre de anorexia, bulimia o incluso, una relación complicada con la comida, no ha elegido (de manera consciente y programada) vivir de tal forma, no va de exquisita, ni de sibarita.

Simplemente, es una vida llevada al límite.

Al precipicio, dejando al cuerpo caer al vacío…