Hablar de la soledad, como esa sensación o experiencia vivida por diferentes personas (niños, jóvenes, adultos o ancianos).
La senescencia, la etapa más asociada a la experiencia de la soledad: momento en el que entra en juego la jubilación, la pérdida de red social laboral, la marcha de seres queridos…
Pero, hoy, me decido por hablar de la soledad 3.0, esa experiencia no presente en los ancianos, sino más bien, algo referente al adolescente.
-La búsqueda de afecto a partir de las redes sociales
-La necesidad de sentirse parte de un grupo
-El poder pertenecer
-El like buscado, y forzado
-El selfie que pide a gritos una necesidad de seguidores
Perfiles, nuevas aplicaciones, nuevas redes sociales que, en pleno siglo XXI, refuerzan (a veces, que no siempre), el sentimiento de soledad.
Porque de 1.250 seguidores, realmente aportan pocas personas.
La soledad existencial, la soledad social…
Hablamos de la nueva soledad: la soledad 3.0:
Bea se despierta sobresaltada, son las 7,05 y su cuerpo ya funciona a niveles de máxima carga. Creer tener que asistir a la universidad, pero, dado que es sábado y, además, finales de agosto, entiende que el día que le espera vuelve a estar tildado de matices de apatía, desgana y monotonía.
No encontrar un trabajo que le permita ganarse unas perras para cuando le toque hacer eso que cree que debe hacer con el fin de socializar: apuntarse al gimnasio, al club de tenis… en fin, de momento, echar mano a las redes sociales es lo que le aporta la poca serotonina que parece que le corresponde.
Sentirse sola desde que empezó el verano y buscar solución en tik tok es lo que, a día de hoy, la mantiene despierta, pero, decir que, dado su estado de ánimo bajo, su desgana, su desaliento, y su poca motivación por vivir cada día con cierta intensidad, mañana su reloj interno la va a sacudir a las 5 a.m.… siendo crónica de un malestar acumulado, incómodo y desolador.