Autoestima, cuando va más allá del físico

Cuantas veces habremos escuchado que la autoestima (principalmente) correlaciona con el físico: un cuerpo delgado, una cara bonita, una estatura aceptable, etc.

Pues bien, claro está (aunque muchas veces no lo parezca) que la autoestima va más allá de la imagen (o apariencia).

Autoestima es aquello que somos, incluso, aquello que hacemos:

  • Nuestros retos
  • Objetivos
  • Hábitos

Está bien explicar que, los tres ejemplos expresados corresponden a aquellas metas no observables a partir de un “mediómetro de la imagen corporal”. (Acuñar que el concepto es recién inventado). Nuestros buenos hábitos, los que nos mantienen en la cuerda, como equilibristas. Nuestras rutinas (higiene mental) y salud mental, física y emocional. Nuestros objetivos/meta, los que nos permiten izar la vela en función del “viento”…

Pero, como no, incidir, sobre todo, en aquello que somos:

  • Nuestras virtudes
  • Nuestras imperfecciones
  • El lenguaje que usamos para referirnos a nosotros mismos
  • Como nos tratamos

Y estos últimos (cuatro) aspectos, muchas veces, pasan desapercibidos.

Porque en una sociedad que refuerza el ser el cuerpo 90-60-90 (para mujeres), y las medidas antropológicas correspondientes al “David” de Miquel Ángelo (para hombres), llevan a que, por muchos que los psicólogos pongamos énfasis en la parte emocional y personal, la sociedad (en general) y las personas (en particular) asocien autoestima a la simple imagen corporal.

Bastante camino por escalar, ¿no crees?