No sé por qué será, o será porque no se me ocurre otra manera de hacerlo, más que de puño y letra, el hecho de poder dar nombre a todo el conjunto de ideas, acontecimientos, situaciones hipotéticas…

VAYAMOS ALLÁ:

De cien situaciones que nuestro cerebro tilda de amenazantes, solo un uno por ciento de éstas, probablemente, encajen con el ideal de peligro real.

Peligro real, o amenaza a nuestra integridad física y/o psicológica.

Pero, ¿Qué sucede cuando es nuestra mente la que crea toda una serie de situaciones estrambóticas, tildadas con el posible “y si…”?

El peligro acecha, señores…

Y es mejor protegerse.

No hacer.

Dejarnos para después.

(NÓTESE EL TONO IRÓNICO DE LO ANTERIOR)

Fomentar la parálisis por miedo.

Miedo a…

Un sinfín de posibles escenarios que, si bien (como he comentado), noventa y nueve son creados de manera catastrófica por nuestra cabeza.

AHORA BIEN:

Desafía los mismos.

Dales la cara.

Confrontalos.

Haz.

Y, sobre todo, No te dejes para después.

El miedo, como otras muchas cosas, muchas veces, es solo un estado de ánimo…

Valiente aquel que sepa luchar y vencer sus monstruos.