Cuando en consulta intento remarcar la importancia de decir lo que sentimos, lo que pensamos, lo que tenemos medio en mente, medio en corazón… lo hago (siempre), con el fin de que el otro, es decir, tú (que me estás leyendo), que posiblemente, alguna vez habrás compartido espacio (y tiempo) conmigo, digas aquello que sientes, sí, pero que lo hagas desde la calma.

Soy muy de hacer ejemplificaciones visuales, con el fin de generar mayor impacto en la memoria (emocional). Pues así es como intento que, digas lo que digas, siempre reine la plena conciencia de hacerlo desde la visión realista, nunca invadido por el “huracán” en forma de bucle emocional, ni desde la tormenta eléctrica (bien comprobarás como no puedo evitar metaforizar).

Suavidad de trato. Responsabilidad afectiva. Conciencia plena. Capacidad volitiva (es decir, querer eso que pides, sin actuar bajo el influjo de los arrebatos emocionales).

Como fiel defensora de la gestión emocional y de la importancia de las habilidades sociales, es (para mí), demasiado importante el poder comunicarnos desde el respeto, la igualdad y como no, la bondad y el libre gesto de actuar bajo la empatía de la que (como seres humanos que somos), podemos extraer el máximo potencial posible.

Porque no eres un cactus.

Porque tampoco una palmera.

Sientes como ambas dos, pero, más allá de esto, tienes el gran potencial de comunicar y expresar no solamente desde el lenguaje en forma de códigos, si no desde tus sensaciones, con tus gestos y facciones como puente de unión.

Feliz escucha y feliz conversación.

P.D: Cada uno que haga su propia interpretación de la imagen.

Encantada de poder leer sensaciones varias.